Al principio, el término ‘paradigma’ solía hacer referencia, muchas veces apoyándose en una parábola o una fábula, a algo a tomar como ‘ejemplo’ o ‘modelo’ a seguir. A partir de la década de los años 60 del siglo pasado, su contexto se amplió pasando a ser también utilizado por la comunidad científica para cierto tipo de expresiones o situaciones relacionadas con el ‘conocimiento’. El concepto fue evolucionando en el tiempo hasta llegar a Thomas S. Kuhn, filósofo e historiador estadounidense, quien le dio su significado actual al definir un paradigma como “el conjunto de prácticas y saberes que definen una disciplina científica durante un cierto período”.
¿Que es un paradigma?
Si un determinado paradigma ya no puede satisfacer los requerimientos de una ciencia, por ejemplo por nuevos conocimientos que invalidan los establecidos, se sustituye por otro. Es lo que se denomina ‘cambio de paradigma’, y que en el caso de la comunidad científica suele traer cierto dramatismo, pues a los ojos del común observador se la suele considerar como muy estable en sus apreciaciones. Si bien hay que decir que en general este término es muy empleado, como se pudo observar en el vídeo anterior, en campos tan diversos como las ciencias sociales, lingüística, finanzas, política, etc. Todo esto viene a cuento porque muchos se preguntarán…: ¿Cómo nace un paradigma? Lo explica muy bien una simpática presentación en powerpoint que circula por Internet (ver a continuación), que muestra como a veces se dan por hechos irrefutables, no siendo así, determinados comportamientos, modelos o ejemplos:
Como nace un paradigma
– Señala la presentación como un grupo de científicos coloca a cinco monos en una jaula, en cuyo centro se ha dispuesto una escalera y, en su parte superior, un montón de plátanos.
– Cada vez que un mono sube por la escalera para coger los plátanos, los científicos lanzan un chorro de agua fría sobre los monos que quedan en el suelo.
– Trascurrido un tiempo, se puede observar como cuando un mono intenta subir de nuevo por la escalera sus compañeros empiezan a golpearle, de tal manera que, a pesar de la tentación de los plátanos, ninguno se quiere arriesgar a subir.
– Entonces los científicos deciden sustituir a uno de ellos por un nuevo compañero, observando como éste lo primero que intenta es subir por la escalera siendo rápidamente bajado por el resto, que además le pegan una fuerte paliza. A continuación, tras varias palizas seguidas, se puede ver como el nuevo integrante del grupo ya no vuelve a subir más, si bien nunca pudo saber el por qué de la reacción de sus compañeros.
– Más tarde, un segundo mono es sustituido y ocurre lo mismo que con el primero. Además el primer sustituto participa con entusiasmo en las palizas al novato. Luego, un tercero es cambiado y se repite el proceso de los anteriores. Así con el cuarto y el quinto, hasta que no queda ninguno de los cinco monos que iniciaron el experimento. ¡Todos han sido sustituidos!
– Por tanto, al final, los científicos se quedan con un grupo de cinco monos que, aunque nunca recibieron un baño de agua fría, continuaron golpeando a todo aquel que intentase llegar hasta los plátanos situados en lo alto de la escalera.
– Si fuese posible preguntarles a alguno de los monos el por qué se pegaba a quien intentase subir por la escalera casi seguro que su respuesta hubiera sido:
“No lo sabemos, pero es que… ‘¡Aquí las cosas aquí siempre se han hecho así!”
Y es que la frase: ¡las cosas aquí siempre se han hecho así! seguro que a la muchos les suena. Es una respuesta habitual que se suele escuchar, por ejemplo, cuando a veces alguien en su trabajo intenta introducir una mejora que solo traerá ventajas. De pronto, aparecen algunos recalcitrantes que se posicionan en contra ¡solo! porque allí: ¡las cosas siempre se han hecho de una determinada manera! Incluso los hay que no solo se muestran reacios, sino que se oponen de forma frontal. Y es que si… ¡las cosas se han hecho siempre así!… ¡¿por qué cambiar?! Eso sí, siempre sin argumentos.
Los paradigmas son un conjunto de ‘reglas’ que se asumen y que, en principio, nadie quiere cuestionar. Por fortuna, hoy ya estamos acostumbrados a los ‘cambios de paradigma’ en todos los campos. Sus ‘reglas’ ya no son inamovibles. Es más, aquellos que se anticipan a los cambios, que empiezan a cuestionarlos, son considerados verdaderos innovadores. Influencias familiares o educativas han dado por hecho determinados paradigmas que han condicionado nuestro comportamiento. Se hace necesario pensar en cambiarlos, romper con lo establecido, siempre que sea para mejorar.
Vivimos en un mundo donde es muy importante la innovación. De ahí que en cualquier empresa o entorno la Gestión del Cambio no solo organizacional, sino también personal, sea una función prioritaria. De cómo se haga y se potencie esa necesidad, de cómo vencer presiones internas y externas, de cómo sea la implicación a todos los niveles, de cómo romper las barreras para los ‘cambios de paradigma’ y de cómo fomentar las diferentes estrategias, en resumen de cómo se haga esa gestión, dependerá el éxito futuro.