Siguiendo la línea iniciada en otros post, a continuación planteamos otro problema de “pensamiento lateral” que tanto atraen a aquellos que buscan algo diferente. Acostumbrados a aplicar el recurso de la lógica, en estos casos la imaginación es el elemento clave. De ahí la importancia de tener la mente “abierta” a todo tipo de supuestos, tanto si son válidos como si no. De no hacerlo así, nos bloquearíamos de inmediato: ¡se necesita romper con el patrón “clásico” de pensamiento y buscar caminos alternativos!
Se trata de un “acertijo” muy conocido, algunos así también lo califican, que dice:
Antonio, padre de Luis, un niño de 8 años, sale conduciendo su coche desde su casa en Madrid en dirección a Valencia. Luis va con él. En el camino ocurre un terrible accidente. Un camión que venía en sentido contrario se sale de la autopista y embiste de frente al coche de Antonio. El impacto mata instantáneamente a Antonio, pero Luis sigue con vida. Una ambulancia de emergencia del hospital de Valencia llega casi de inmediato, advertida por quienes fueron ocasionales testigos, y el niño es trasladado al hospital.
Nada más llegar, los médicos de guardia empiezan a tratar al niño para intentar salvarle la vida. Tras intercambiar opiniones y estabilizar sus funciones vitales, deciden que la condición de Luis es muy grave y no pueden resolver el problema. Necesitan consultar. Además, advierten del riesgo de su traslado a otro hospital por lo que creen que lo mejor es dejarlo internado allí.
Después de una junta de médicos, se comunican con el Hospital de Niños de Madrid y finalmente se asesoran con una eminencia en el tema a quien ponen en conocimiento de lo ocurrido. Como todos coinciden que lo mejor es dejar a Luis en Valencia, la eminencia decide que lo mejor es viajar directamente desde Madrid hasta allí. Y lo hace.
Al llegar, los médicos le presentan el caso y esperan ansiosos su opinión.
Finalmente, uno de ellos es el primero en hablar: ¿Cree usted estar en condiciones de salvar al niño?, pregunta con un hilo de voz.
Y obtiene la siguiente respuesta:
“¡Cómo no lo voy a salvar, haré todo lo posible, si es mi hijo!”
¿Como es posible?
Hasta aquí la historia. Tan solo dos aclaraciones para que no se alimente la divagación:
a) Antonio no es el padrastro, y
b) Antonio tampoco es un sacerdote.
Como se puede observar, nada de cálculos profundos, ni siquiera existen. Eso sí, se trata de un problema que ha generado mucha controversia. Pero insistiendo en que no hay ninguna trampa y que todo se encuentra a la vista. Como ya hemos dicho, los problemas de “pensamiento lateral” solo requieren caminos o “ángulos” distintos a los “normales”. Tanto es así que, cuando al final se da con la respuesta exacta, suele ocurrir una exclamación del tipo: ¡¡como no se me habría ocurrido antes”!!
Ver solución en “De Bixley a Quixley, pasando por Pixley, y los intervalos de tiempo”.
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A continuación mostramos la solución al problema planteado en el artículo “Los vecinos enfrentados y el parque común”.
En la figura de abajo se muestra el diseño de los caminos para que los tres vecinos en ningún momento se crucen en su salida, condición “sine qua non”.
