Un acertijo del genial y polifacético, también discutido, Sam Loyd, consumado y creativo ajedrecista, amante de los rompecabezas como el Tamgram, y un apasionado de las Matemáticas Recreativas. Aunque tenga otra apariencia, en esta ocasión nos plantea un problema sencillo que, sin ninguna de sus connotaciones, tiene un cierto parecido con los conocidos trabalenguas. Dice así:
He aquí un bonito problema que se me ocurrió durante un viaje de Bixley a Quixley que hice a lomos de una mula. Le pregunté a Don Pedro, el guía nativo que caminaba delante de mí llevando a mi mula de las riendas, si mi cabalgadura podía avanzar a otro paso. Me dijo que sí, que tenía que andar mucho más lento, por lo que proseguí mi viaje a velocidad uniforme. Para estimular a Don Pedro, responsable de mi único poder impulsor, le dije que entraríamos en Pixley para tomar algún refresco. A partir de ese momento él no pudo pensar en otra cosa más que en Pixley.
Cuando llevábamos cuarenta minutos de viaje le pregunté cuánto camino habíamos recorrido, y Don Pedro replicó: “La mitad de la distancia que hay hasta Pixley”.
Cuando habíamos cubierto siete millas más, le pregunté de nuevo: “¿Qué distancia hay hasta Quixley?”. Me contestó, como antes: “La mitad de la distancia que hay hasta Pixley”.
Llegamos a Quixley en otra hora de viaje, lo que me induce a pedirles que determinen la distancia que hay entre Bixley y Quixley.
La solución en un próximo post”.
========================================================================
A continuación mostramos la solución al problema planteado en el post “Padre, hijo, y el pensamiento lateral”.
La eminencia médica no puede ser otra que la madre de Luis, el niño accidentado. Algunos habrán acertado, pero es muy posible que bastantes no. A veces, cuando un problema no contiene información suficiente, al menos en apariencia, se necesita avanzar en distinta dirección a la “habitual”. Es entonces cuando se habla del pensamiento lateral, un tipo de razonamiento que en ocasiones nos hace exclamar: ¿cómo no se me había ocurrido antes?
En el caso que nos ocupa tenemos tan interiorizado que con el término “eminencia” o figura relevante nos estamos refiriendo a un hombre, que apenas le damos opción a la mujer. De ahí la necesidad de pensar de “forma lateral”, aunque estamos seguros que ante una alternativa explícita nadie dudaría en aceptar que una eminencia puede ser tanto hombre como mujer. Es más, es muy posible que las mujeres que no han logrado resolver el acertijo, al conocer la solución se hayan sentido desilusionadas con su conducta en cierto modo machista, que tanto condenan a menudo.
